La ciencia ha sido enfática, la humanidad entró en una terrorífica escalada sin retorno, representada por una Crisis Climática y Ecológica Global, cuya principal causa es la explosión demográfica (Informe de la Plataforma Intergubernamental de Ciencia y Políticas sobre Biodiversidad y Ecosistemas – IPBES 2019) y el poder acelertante, que sobre ello tiene, las existencia y el crecimiento de las ciudades.
Según informes de las Naciones Unidas, el 55 % de las personas en el mundo vive en ciudades, mientras que el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales ha lanzado un documento que prevé que el 68 % de la población vivirá en zonas urbanas el año 2050. En América Latina y El Caribe mientras tanto, esa cifra alcanza un 81%. «La causa reside en que parte de la población mundial desplazará su lugar de residencia de las áreas rurales a las urbanas y, a esta predicción, se unen las perspectivas de crecimiento demográfico, según las que cerca de 2.500 millones de personas adicionales vivirán en las ciudades para esa fecha.«

«Algunas urbes han experimentado una disminución en el número de habitantes en los últimos años. La mayoría de ellas se encuentran en países con bajas tasas de fertilidad en Asia y Europa, pero la contracción económica, la inmigración y los desastres naturales también han provocado pérdidas de población. Esto ha ocurrido en las últimas dos décadas, por ejemplo, en ciudades del este de Europa, en países como Rumanía, Ucrania o la Federación Rusa. Sin embargo, se prevé que la tendencia se revierta de cara a 2030.«
«Las Mega Ciudades presentan núcleos de población de más de 10 millones de habitantes y actualmente hay 43 en el mundo. A la cabeza de ellas, se encuentra Tokio, la urbe más poblada con 37 millones de personas, y, detrás de ella, Nueva Delhi con 29 millones. En este sentido, se observan distintas dinámicas. En el caso de Tokio, se espera que la población empiece a disminuir a partir de 2020, mientras que Delhi continuará creciendo hasta convertirse en la ciudad más poblada en 2028. No obstante, las Mega Ciudades no dirigirán el crecimiento demográfico urbano, sino que serán las urbes con menos de un millón de habitantes, especialmente en Asia y África, las que liderarán la tendencia. Mientras que en las primeras reside una de cada ocho personas, las últimas acogen a cerca de la mitad de la población urbana mundial.«

Pero todo indica que llegó la hora que el urbanismo debe dar un giro en 180 grados. Ya no podemos continuar en la senda homocéntrica, apostando por modelos de «desarrollo urbano fracasados» sólo centrado en las personas sin darle mayor preponderancia a los ecosistemas, los que han llevado a que la vida en el planeta penda de un hilo en menos de un siglo. Las ciudades hoy son nuestro gran problema. Generan más del 70% del CO2 que ha activado el Calentamiento Global y el Cambio Climático. Son también el epicentro del consumo, el cual demanda suelo y todo tipo de productos de la naturaleza, traspasando ese consumo a la tierra, los ríos, lagos, napas y océanos, para convertirlos en áreas productivas destinados a nuestra alimentación, vivienda, infraestructura, vestuario, tecnología, entre miles de otros productos. Dicho consumo desmedido ha sido la principal causa de la desaparición de una inconmensurable cantidad de especies. Según el Informe IPBES 2019, 1 de cada 4 especies en el planeta presenta riesgo de extinción, mientras que otro informe de 2020 realizado por la World Wild Fund y la Zoological Society of London (Living Planet Report 2020), reporta una pérdida del 68% de la población de mamíferos, aves, peces, anfibios y reptiles al año 2019.

Otro estudio realizado por la Universidad de Stanford, y dirigido por el profesor Paul Ehrlich, y publicado en la revista Proceedings of National Academy of Sciences, reveló que se estima que, producto de la actividad humana, durante el Siglo XX se extinguieron 543 especies de vertebrados, mientras que se espera que un número similar desaparezca durante los próximos 20 años, es decir, el daño histórico que hemos causado se está acelerando a tasas impactantes.
La pérdida de biodiversidad y la desaparición de especies, según la ciencia, ya activó un proceso de extinción masiva, cuya amenaza incluye a la especie humana. Una nota sobre el tema incluye la siguiente afirmación del profesor Ehrlich: «Cuando la humanidad extermina a las poblaciones y especies de otras criaturas, está cortando la extremidad en la que se asienta, destruyendo partes funcionales de su sistema de soporte vital». El profesor alertó de esta situación medio siglo atrás, cuando escribió el libro The Population Bomb. La obra puso el foco sobre la mayor amenaza de todos los tiempos, la sobrepoblación humana, y ya en esa época hacía un llamado, no solo a controlarla, sino a eliminarla.
Ceballos González, coautor con Ehrlich, también alertan respecto de la actual pandemia provocada por el SARS-cov2, problema que se habría generado producto de la manipulación humana de las concentraciones y hábitats de ciertos animales con el fin de generar centros de producción de alimento para la humanidad (Granjas de Animales), tema que está tratado en profundidad en otra de mis columnas, y el cual representa un aspecto que está 100% ligado a la existencia de ciudades y su voraz necesidad de alimentación de quienes las habitan.
De las 5 extinciones masivas que se sabe se produjeron en la Tierra anteriormente, todas fueron por causas naturales, la que ya hemos iniciado los humanos desde hace ya un siglo, sería la primera, en miles de millones de años, provocada por una especie en particular: el homo sapiens moderno. En ellas, la escalada final se activa cuando la pérdida de vida terrestre supera el 75% (hoy vamos en el 68%).

Una nota de National Geographic, que analiza el Informe IPBES 2019 indica que: como mínimo hasta 2050, las tendencias negativas en la naturaleza continuarán a nivel general, salvo aquellos puntos concretos donde a nivel regional se han aplicado cambios transformadores, pero no suficientes a nivel global si las soluciones no son transversales. Por ello, los autores presentan una amplia gama de acciones para lograr la sostenibilidad en los diferentes sectores, destacando la importancia de adoptar enfoques de gestión integrada e intersectorial, logrando la evolución de los sistemas financieros y económicos globales para construir una economía global sostenible, alejándose del paradigma limitado actual del crecimiento económico”.
Las alertas están por todas partes, estamos ad portas de un mega apocalipsis ecológico y climático, y debemos actuar, como si el fin de la humanidad fuera mañana, aunque ya hay reportes que indican que podría ser en menos de 30 años. En una situación de estas características, todo lo tendencial ya no sirve. ¡Basta de más de lo mismo!. Urge la aparición de líderes audaces, comprometidos y desvinculados de los intereses que nos han llevado a esta hecatombe y que sean capaces de producir cambios rápidos y eficaces.
Recientemente, el 15 de agosto de 2020, la ONU, a través de las Convención de Biodiversidad, emite el Informe: Perspectiva Mundial sobre la Biodiversidad 3, el cual vuelve a indicarnos cómo hemos abandonado la senda de proteger la biodiversidad del planeta y generado todas las condiciones para una extinción masiva. Su contenido detalla los avances del acuerdo de 2002, fecha en la cual los líderes del mundo decidieron lograr para el año 2010 (declarado por la ONU como el Año Internacional de la Diversidad Biológica) una reducción significativa del ritmo de pérdida de la diversidad. No obstante, a la fecha, solo se ha conseguido concretar 7 de los 60 criterios de de éxito para la conservación y uso sustentable de la naturaleza – Metas de Aichi – acordadas en Japón el año 2010. Y se alerta que estamos muy cerca del punto de no retorno hacia la sexta extinción masiva.

Dicho documento incluye un mensaje del anterior Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, quien el año 2002 expresó: «Si no se corrige rápidamente este fracaso colectivo, sus consecuencias serán graves para todos. El funcionamiento de los ecosistemas de los que dependemos para obtener alimentos y agua dulce, para disfrutar de buena salud y de espacios de esparcimiento y para estar protegidos frente a catástrofes naturales está basado en la diversidad biológica. Su pérdida también nos afecta cultural y espiritualmente. Puede que eso sea más difícil de cuantificar, pero en cualquier caso es esencial para nuestro bienestar.»
En el mismo sentido anterior, Achim Steiner de la ONU hace un llamado a «salvar la
brecha entre la ciencia y los encargados de la formulación de políticas, quizá estableciendo un grupo intergubernamental sobre la diversidad biológica y
los servicios de los ecosistemas. La sensibilización ciudadana también será crucial: aclarar términos como «diversidad biológica» y «ecosistema» es un reto. El otro es establecer el vínculo entre la diversidad biológica y los medios de subsistencia y el importante papel de la diversidad biológica y los sistemas naturales en la superación de otros retos de la sostenibilidad, como el cambio climático, la escasez de agua y la agricultura.«
Si miramos en perspectiva, la pandemia provocada por el COVID19 no es nada comparado con todos los efectos que provoca el Cambio Climático, y a la vez, el daño que está provocando el Cambio Climático no es nada comparado con la Crisis Ecológica ya desatada. En ese sentido, resulta curioso, ver como la humanidad pareciera no haber aprendido nada, al evidenciar que la inmensa mayoría quiere que la pandemia termine lo antes posible para volver a retomar sus vidas como antes, y ve a la vacuna como el gran mesías salvador. En el inter tanto, el daño planetario no se ha detenido, y pareciera que, la única herramienta de combate global – El Acuerdo de París – ha dejado de ser un tema preponderante, y sin embargo, para revertir la peor amenaza de todas, la Sexta Extinción Masiva – el Apocalipsis – a nivel global sólo tenemos acuerdos incumplidos.
Un comentario en «Ciudades, Explosión Demográfica y Apocalipsis»