Cultura Bio-Lenta – Walk21 Bogotá

A penas se inició el encuentro Walk21 Bogotá, organizado por la alcaldía de dicha ciudad y patrocinado por la fundación británica Walk21, en octubre 2018, habló un profesor colombiano que llegó caminando al evento. Su intervención generó una gran atención en los casi 3.000 asistentes, al declarar que caminó 2 horas para llegar hasta ahí. Pero lo más sorprendente de todo, fue cómo describió su experiencia. No cabe duda que cualquier ciudadano habría dicho que llegó muy cansado, lleno de dolores, y que, probablemente, sería la única y última vez que haría algo así. Pero el profesor sorprendió cuando declaró que ese tipo de caminata la hacía a diario, y que era conocido por ello en su entorno, y mejor aún, por parte de sus colegas y alumnos. Caminar es natural indicó. Y ello nos permite conectarnos con nuestro cuerpo, relajar nuestra mente, sentir y experimentar nuestro entorno. Cualquier otra cosa que hagamos, como llevar los niños al colegio en auto, pasar 12 horas al día sentados frente a un computador, no es natural. Y es obvio que ese tipo de prácticas no pueden ser fomentadas por las decisiones públicas, ni menos ser acrecentadas por políticas públicas y la planificación urbana. Si tuviéramos que llevarlo a cifras, es muy probable que cada paso que demos podría ser un minuto más de vida, de lo que se puede deducir, según lo indicado por el profesor, que cada minuto sin movernos nos acerca más a sufrir dolencias o incluso la muerte. El llamado que formuló el docente fue simple y remecedor: «urge fomentar masivamente la caminata en las ciudades, y junto con ello, generar una cultura que nos acerque a nuestro estado biológico más natural. Una cultura «Bio-Lenta«.

Es que lo más natural en nuestra especie es movernos. Si consideramos que dejamos de caminar en 4 patas y cazar por las sabanas africanas hace 250.000.000 años, y que sólo hace sólo hace 5.000 años comenzamos a construir ciudades y hace 100 años nos hemos vuelto casi 100% sedentarios. El período que estamos viviendo ( los últimos 100 años) equivale a un 0,0004% de nuestra historia genética. Lo cual quiere decir que nuestro cuerpo clama por un estado natural de constante movimiento. La era moderna es despreciable a escala evolutiva y no le ha dado tiempo a nuestra especie a adaptarse. Por lo tanto, es evidente que el proceso de construcción de ciudades que hemos estado impulsando está 100% equivocado. Hemos errado el camino. Y urge rectificarlo.

BIO-LENTA 1

La urgencia no sólo viene por recuperar una necesidad natural de mover el cuerpo. Sino que además, porque el modelo de vida y de desarrollo que impera hoy en el mundo ha destruido el planeta y queda poco más de 10 años para revertirlo (Ver post).

La buena noticia es que ya son muchos los profesionales y autoridades que entienden el problema y se están realizando las acciones para enmendar el camino. Esto quedó totalmente demostrado en el encuentro internacional Walk21 organizado por la Alcaldía de Bogotá. Allí todos los participantes, sin excepción, hicieron un fuerte llamado a planificar y diseñar ciudades para la gente, bajo el entendido que el objeto de diseño es el espacio público y su conexión con los sistemas naturales. Y donde el enfoque debe ser integral – #CallesCompletas y #EspaciosPúblicosInclusivos – de manera que el éxito de la gestión ya no es más el dinero invertido, ni la magnitud de la obra, sino los indicadores humanos: (1) la cantidad de personas, (2) la cantidad de niños, (3) la cantidad de adultos mayores, (4) la cantidad de mujeres que los disfrutan.

Claramente, lograr lo anterior se debe hacer rápido y al más mínimo costo, porque el daño provocado por la planificación equivocada que ha dominado las últimas décadas ha tenido un costo social y ambiental inconmensurable. En ese contexto, no hay duda que la ecuación común a todos los planes y estrategias de acción están íntimamente ligadas a la reducción de la presencia de vehículos motorizados en el espacio público, y en contraposición, una entrega de ese espacio a la circulación y el disfrute de las personas.

Para muchos, este giro de timón puede parecer apocalíptico. Pero debo decir que no hay nada más apocalíptico que el modelo que hemos construido y sostenido durante este último medio siglo. Y en este sentido, fueron muchos los expositores que presentaron evidencias y cifras que demuestran que apostar por estos cambios sí es un buen negocio. Cada vez que se ha modificado el espacio público en favor de la presencia de las personas las economías del entorno florecen.

En su discurso inaugural, el Alcalde Enrique Peñalosa dijo: «una buena ciudad es aquella en la que anhelamos estar y recorrer sus espacios públicos»; «caminar no es un medio, sino que es un fin», «las personas necesitan caminar, como las aves necesitan volar», «la calle debe ser como la extensión de nuestro hogar», «el mejor espacio público es el que permite jugar a los niños, es como la presencia de las truchas en los ríos, si ellas no están, algo lo contaminó», «el espacio público debe ser tan sagrado como el espacio privado», «la movilidad debe ser un derecho», «todo esto se puede lograr si la ciudad es compacta», «los suburbios de baja densidad son los enemigos de la ciudad», «maximizar la peatonalidad es apostar por ciudades de calidad».

La puesta en escena y el trabajo demostrado por la ciudad de Bogotá fue impresionante. Y se ha ganado con creces el honor de haber sido la primera ciudad Sudamericana en hospedar el encuentro mundial Walk21. Y lo ha hecho con fuerza y coraje. Muchos presentadores destacaron este aspecto. La condición básica para que una ciudad logre avanzar en esta línea es que sus autoridades y tomadores de decisión estén dispuestos a sumir riesgos y a actuar con convicción. Porque es evidente que todo cambio profundo es caldo de cultivo para activar las más duras e inesperadas oposiciones.

Pero Bogotá ya despejó el camino. Y demostró que sí es capaz. Dijo sí a humanizar la ciudad y producto de ello, el alcalde Peñalosa firmó la Carta Internacional del Caminar, mientras era acompañada por Browen Thornton, Secretaria Ejecutiva de la Fundación Walk21,  la cual representa el documento matriz de dicha organización.

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Alcalde Enrique Peñalosa firma de la Carta Internacional del Caminar de Walk21. Acompañado por Browen Thornton, Secretaria Ejecutiva de Walk21

Avanzar por esta senda ya no es una opción, es una obligación. Y ya no hay espacio para continuar con la tendencia histórica de hacer ciudades. Desde ahora, todas las ciudades, sin excepción, deben adoptar estos lineamientos y objetivos, los cuales han sido reforzados en múltiples acuerdos internacionales y estudios científicos, espacialmente, la Agenda Urbana Habitat III y el Compromiso 114 que es parte de dicho documento.

Por lo tanto, el llamado es a todas las comunidades del mundo. No hay tiempo que perder, ni modelo nuevo que inventar, el camino es uno sólo. Y las alternativas son actuar ahora y sin miramientos, o, literalmente, morir en el intento.

 

 

 

 

 

Publicado por

hernanchile

Climate Reality Leadership Corps Member|ingeniero|exp planif #movilidad #bicicleta #caminata|Grte en @ConsultoraUYT|cantante semiprof|Miembro @RedCiudadFutura

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