Chile aceptó de mutuo propio el liderazgo para producir la COP25, y falló. Dentro de muchos factores, uno de sus principales faltas, fue no haber sido capaz de predicar con el ejemplo.
El método de enseñar con el ejemplo es el más antiguo, efectivo y utilizado en la naturaleza. Los animales no sólo aprenden de sus mayores, sino también de sus pares. La ciencia ha demostrado que dicho aprendizaje es respecto de los que más saben, y los animales desarrollaron la destreza para identificarlo. Así, el medio natural se ha podido desarrollar por millones de años en infinitas y maravillosas formas.

Stephen Covey dijo: tus actos siempre hablan más alto y claro que tus palabras. Porque el ejemplo es básico. Y debió haber sido el aura del equipo de la delegación chilena que tuvo a cargo las negociaciones de la COP25 en Madrid de 2019.
¿Cómo iba a ser respetado el liderazgo de Chile en el área medioambiental si sus acciones previas fueron tan débiles y poco ambiciosas?
Hasta la administración de la presidenta Bachelet, Chile era muy bien valorado por los avances en energías renovables, las reformas ambientales y su liderazgo en el impulso Acuerdo de Escazú. A pesar de los proyectos termoeléctricos que también se aprobaron en ese período.
Pero al poco andar de la administración del presidente Piñera, posterior a Bachelet, se aborta la suscripción de ese acuerdo, se autoriza la operación de la Mina Invierno (carbón) en Isla Riesco, Región de Magallanes, se permite el avance del proyecto Alto Maipo y Minera Los Bronces, los que juntos, amenazan la provisión de consumo humano de agua de la ciudad de Santiago y destruyen importantes ecosistemas cordilleranos. También se interviene negativamente el proyecto de ley, que la administración anterior, desarrolló para proteger los glaciares, se han ignorado los nefastos efectos en la población de las decenas de zonas de sacrificio que hay en Chile (Quinteros, Puchuncaví, Antofagasta, Tocopilla, Huasco y Coronel). El presidente Piñera recibe a los reyes de Dinamarca, como parte de un acto de apertura y buenos augurios a la contaminante industria salmonera en uno de los fiordos más prístinos del mundo y que están en el extremo sur de Chile. Y durante el estallido social de octubre y noviembre de 2019, el gobierno sucumbe ante los camioneros y les condona deudas y rebaja multas para hacer que su tránsito por autopistas concesionadas sea más barato. Y a modo de coronación, el Presidente Piñera dijo que el agua se perdía al llegar al mar. Es decir, justo lo opuesto a lo que un gobierno preocupado del medio ambiente debe hacer.
Por sobre todo lo anterior, el país hace más de una década que entró en una grave crisis por el acceso al agua. En gran medida por el abuso y saqueo en distintos territorios. Destaca en este contexto, el discurso de Rodrigo Mundaca, al recibir el premio de la fundación Danielle Mitterrand 2019, donde uno de sus párrafos dice: «en Chile el agua esta priorizada para la industria del despojo, sucede porque en Chile robar agua es una falta administrativa, porque usted puede secar los ríos y seguir extrayendo agua a cientos de metros de profundidad, sucede porque existe un arreglo entre gran parte de la ilegítima casta política y los empresarios para mantener el modelo privado de agua, ese modelo que hoy remata ríos, ese modelo que se encuentra capturado por los gobiernos de turno. «
En definitiva, la lista es larga, y sus aspectos ampliamente conocidos por la comunidad internacional. Por lo tanto, ¿qué respeto y liderazgo pudo haber aspirado la delegación chilena con este prontuario?. Claramente ninguno. Y en ese sentido, eso atentó claramente contra el éxito de las negociaciones, y obviamente, sobre la calidad del resultado de la gestión.
La gravedad de la situación va más allá del fracaso de la gestión chilena, porque lo que importaba era poner en marcha el Acuerdo de Paris, y más que eso, lograr compromisos aún más ambiciosos, porque entre el 2015 (fecha en que se logró el acuerdo) y el año 2019, se sabe que la situación planetaria es aún peor que el escenario más desfavorable proyectado desde esos años. Y el momento de tomar las decisiones era la COP25.
El legado planetario que Chile dejó es apocalíptico, porque el costo de no haber llegado a los acuerdos básicos a tiempo, y menos aún a los que llamaba la mayor ambición, generarán incalculables pérdidas en la biomasa del planeta, sus ecosistemas y en vidas humanas.
Si bien era esperable que las negociaciones con Estados Unidos, China, Rusia, Brasil, Arabia Saudita, Australia, India, China y Japón iban a ser muy complejas, especialmente después que Estados Unidos, Rusia, Arabia Saudita y Kuwait, lograron la eliminación de las negociaciones climáticas del informe del IPCC sobre el Uso del Suelo en la Cumbre COP24 de Katowice ocurrida en Polonia a fines del 2018.
Pues bien, teniendo clara esa abismante debilidad, la única forma que tenía Chile para fortalecerse, era robustecer al máximo el ejemplo que Chile da al mundo como líder medioambiental, lo cual significaba haber hecho carne la ambición antes de iniciada la cumbre, lo cual consistía en haber firmado el Acuerdo de Escazú, haber detenido las minas a carbón, haber aprobado una ley real de protección efectiva de los glaciares, haber paralizado el proyecto Minero Los Bronces y Alto Maipo, haber puesto en marcha medidas estructurales para proteger a las personas y los ecosistemas en las zonas de sacrificio, haber derogado el Código de Aguas y haber llamado a un acuerdo trasversal para modificar la regulación de este bien básico de vida en la constitución. Pero no se hizo nada de esto. Lo cual da para dudar, si el fin último era lo que realmente sucedió.
En este sentido, cabe destacar lo que el diario Excelsior de México publicó: «El liderazgo de la presidenta de esta COP, Carolina Schmidt, fue débil y quedó de manifiesto. Las delegaciones negociadoras no alcanzaron objetivos como persuadir a las naciones más contaminantes de aumentar agresivamente sus reducciones de emisiones de gases de efecto invernadero a partir de 2020.»
Uno de los principales negacionistas de la Crisis Climática Global es el Primer Ministro de Australia, Scott Morrison, nación que hoy arde en llamas por la acción de más de 200 incendios que la consumen por todos sus bordes y bajo una de las olas de calor más fuerte jamás registrada. Ello demuestra que el negacionismo es vil, sucumbe ante la industria del petróleo, y por lo tanto, debe combatirse con el ejemplo cuando se es pequeño.
BBC NEWS
Lo peor de todo, es que el desastre de Australia es la vitrina de lo que le espera a muchos países dentro de pocos años, Chile dentro de ellos. En lo que va de esta semana, en la gran isla se han quemado más de un millón de hectáreas, causando la desaparición de innumerables especies de flora y fauna, junto a varias vidas humanas, mientras Morrison disfrutaba de unas vacaciones en Hawaii. Entonces es válido preguntarse ¿qué dirá nuestro presidente y ministra cuando el país arda en llamas, esta vez, producto de incendios forestales?